Bruce Nauman, Indiana,1941.



domingo, 30 de marzo de 2014

OCTAVIO PAZ ( 1914-2014) y la pintura de CHARDIN (1699-1779)




            Jean Baptiste-Simenon CHARDIN, 1733,Joven estudiante,  ól/tabla, 20 x 18 cm






El lunes 31 de marzo se celebra  el Centenario de Octavio Paz   que  supo equilibrar pensamiento y emoción en una dimensión que hacen de él un clásico y uno de los pensadores decisivos y no sólo en lengua española. Poeta y ensayista , en su obra en prosa se encuentran notables estudios de algunas de las más  arriesgadas obras del arte contemporáneo .    En  esta ocasión un breve apunte sobre  Chardin, -el pintor francés del s. XVIII-, sirve para   reflejar la mirada sensible y sabia de Paz, "el ojo que piensa"  y siente-, capaz de apreciar  la sutileza de las  imágenes y encontrar en ellas su   sentido profundo.
                     Frutas, jarro y vaso, 1726-28, ól/lz, 34 x 43 cm, National Gallery, Washington

Caja de tabaco, 1737, ól/lz, 32 x 40, m. Louvre.
Retrato de Auguste Gabriel Godefroy, 1738, ól/lz, 67 x 76

La Vuelta del Mercado, 1939, ól/lz, 47 x 38 cm, m.Louvre
                                     La Gobernanta, 1739, ól/lz, 47 x 38, National Gallery, Otawa
Muchacha con raqueta, 1740, ól/lz, 82 x 66, Uffizi, Florencia

                                   Naturaleza muerta con jarro de aceitunas , 1760, ól/lz, 71 x 98,  Louvre.
 Vaso de  Agua, 1760, ól/lz, 32 x 41, Pittsburgh

Cesto de fresas silvestres, 1761, ól/lz, 38 x 46 cm
                                       Cesto de Melocotones, 1768, ól/lz, 32 x 30, M. del Louvre.

La Copa de Plata, 1768, ól/lz, 33 x 41, Louvre.
Autorretrato, 1771, pastel, 46 x 38, M. Louvre




                   Pintar con el corazón: J-B.S. Chardin

"En las salas del Grand Palais de París se celebra en estos días una gran retrospectiva de Jean-Baptiste Simeón Chardin. La primera -dos siglos después de su muerte. Admirado por Diderot, desdeñado por David y los románticos, redescubierto por los Goncourt y exaltado por Proust, que le dedicó páginas no menos entusiastas y penetrantes que las de Diderot, Chardin es el pintor por excelencia de la vie silencieuse. Sus temas son íntimos y humildes -el pescado muerto, la liebre, la cacerola, la jarra de aceitunas, la niña con la raqueta, el autorretrato con lentes y gorro- pero cada uno de sus cuadros nos revela que la realidad cotidiana es un mundo insólito, nunca visto. Chardin fue el primero (o uno de los primeros) que pintó a los objetos y a las personas como realidades visuales, independientemente de su rango, su función y su significación. Una cebolla no le parecía menos noble, pictóricamente, que una perla o una rosa. Por eso, observa Pierre Schneider: "Cézanne, Matisse,  y los cubistas reconocieron en él al primer pintor abstraccionista". 
"En efecto, en la obra de Chardin se quiebra por primera vez la correspondencia entre pintura y tema. En esto reside su modernidad. Sin embargo, este precursor de la abstracción moderna fue siempre fiel al modelo: pintó lo que sus ojos veían y no, como Cézanne y sus descendientes, los arquetipos que están detrás de las apariencias, En un primer movimiento, Chardin salva a la pintura de su dependencia del objeto; en un segundo momento, la pintura le sirve para salvar al objeto, sea este un pedazo de pan o un pescado o un vaso de vino, o una mujer sellando una carta. El vaso es de vidrio corriente, el pez ha sido horriblemente despedazado, la mujer no es Fata Morgana sino nuestra vecina, pero Chardin transforma cada una de estas realidades en una verdadera epifanía. Sus cuadros son revelaciones, en el sentido religioso de la palabra. La estética de Chardin se sitúa en el extremo opuesto de la poética de Mallarmé. Para Mallarmé la poesía no se hacía con ideas sino con palabras: en cambio, Chardin le dijo a un pintor que se vanagloriaba del uso del color: "Pero ¿quién le dijo que se pinta con colores?". El otro asombrado repuso: "Entonces, ¿con qué?" y Chardin:"Nos servimos de colores pero pintamos con los sentimientos".
                                                                                                                 México, abril de 1979.




Octavio Paz, Los privilegios de la vista I, Obras completas, edición del autor, Círculo de Lectores, 1990




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